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8 aislados en materia de salud y hábitos saludables, teniendo por tanto un impacto insignificante. Actualmente, los investigadores están empezando a centrarse en intervenciones que trabajen el cambio de múltiples comportamientos de salud al mismo tiempo. Esto se justifica por el hecho de que los comportamientos poco saludables parecen estar interrelacionados y que muchos de ellos comparten determinantes comunes, lo que respalda el desarrollo de intervenciones que aborden múltiples comportamientos de forma simultánea (Busch y cols., 2013). Además, es bastante habitual que el personal de los centros escolares se sienta abrumado por la oferta cada vez mayor de programas de intervención, sobre todo porque se enfrentan a unos planes de estudio saturados y a unas oportunidades limitadas para poner en práctica estos programas. Por lo tanto, programas que trabajen conductas de riesgo de forma múltiple pueden reducir la carga de trabajo. Según Busch y cols. (2013) el enfoque escolar integral de la promoción de la salud debe implicar también a las familias y otros agentes . Su participación garantiza que la intervención se integre en la mayoría de los aspectos de la vida de los y las estudiantes. Otras de las características de este enfoque incluyen el entorno físico de la escuela, como la creación de un menú del comedor escolar saludable o la eliminación de las máquinas expendedoras de golosinas, y la aplicación de políticas escolares saludables , como un patio escolar en el que no se fume. Un estudio reciente de Sevil y cols. (2019) examinó la eficacia de una intervención en los diferentes comportamientos de adolescentes. Entre ellas, se estudiaron conductas como la actividad física, el tiempo sedentario y la duración del sueño, la dieta y el consumo de sustancias nocivas como el alcohol y el tabaco. Se observó que los y las estudiantes de centros educativos que participaron en el programa de intervención basado en este enfoque integral presentaban comportamientos

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