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67 los productos del tabaco; y la exposición a la publicidad del tabaco. Por lo tanto, las intervenciones preventivas deben centrarse en estos factores (Thomas y cols., 2016). Por ejemplo, se ha descubierto que el 19 % del alumnado de 16-18 años fumaban si ningún progenitor fumaba y el 32 % fumaba si uno de los progenitores fumaba. Además, la amplia revisión bibliográfica sobre los factores determinantes de la conducta de fumar de los y las adolescentes reveló que los y las compañeras son el factor predictivo más importante del consumo de tabaco entre esta población. En concreto, el hecho de que un o una adolescente tenga amistades fumadoras duplica el riesgo de adquirir el mismo hábito poco saludable (Liu y cols., 2017). Evitar que los niños, niñas y adolescentes empiecen a consumir tabaco es más eficaz y cuesta menos que ayudarles a dejarlo. A continuación, puedes consultar nuestras recomendaciones, basadas en pruebas científicas, para prevenir el consumo de tabaco entre niños, niñas y adolescentes.
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