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66 desaparecido de la habitación, un fenómeno conocido como "humo de tercera mano". Esto se ha reconocido cada vez más como un peligro potencial, especialmente para los niños y las niñas, que no solo inhalan los humos liberados por estos residuos, sino que también pueden ingerir los residuos que se quedan en sus manos tras tocar los muebles. Mientras que otras formas de tabaco inhalado han estado presentes durante décadas, el uso de e-cigarrillos se ha vuelto más común desde 2006 y 2007, cuando se vendieron por primera vez en Europa y en los Estados Unidos de América, respectivamente (Hsu y cols., 2018). Aunque el debate sobre el balance de daños y beneficios de los e- cigarrillos para los y las fumadoras establecidos sigue abierto, el perfil toxicológico y el impacto de la nicotina en el cerebro adolescente en desarrollo hacen que su uso entre niños, niñas y jóvenes sea especialmente preocupante (Green y cols., 2018). No obstante, varias encuestas han mostrado un aumento del uso de e-cigarrillos entre la población adolescente. Por ejemplo, las Encuestas Nacionales sobre el Tabaco en los Jóvenes, con sede en Estados Unidos, informaron del aumento del uso de e-cigarrillos entre los y las estudiantes de secundaria del 1,5 % en 2011 al 20,8 % en 2018 (Cullen y cols., 2018). Además, el estudio que examina el estado más reciente del uso de e-cigarrillos en jóvenes en 17 sitios de estudio europeos descubrió que, en comparación con 2014, para el año 2019 la prevalencia ajustada por edad del uso de e-cigarrillos se duplicó con creces entre los y las jóvenes de varios países europeos como Georgia, Italia y Letonia (Tarasenko y cols., 2022). Hay varios factores que influyen en el consumo de tabaco por parte de los y las adolescentes, como el consumo de tabaco por parte de amigos, amigas o familiares; la falta de implicación y apoyo de las familias; los bajos niveles de rendimiento académico; la autoestima inadecuada o baja; el bajo nivel socioeconómico; la accesibilidad, disponibilidad y precio de