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18 diversos dispositivos electrónicos y medios de comunicación social han disminuido enormemente la necesidad de participar en cualquier actividad física. El estudio de Van Sluijs y cols. (2021) basado en 1,6 millones de adolescentes de 146 países reveló que el 81% no cumplía las recomendaciones actuales de actividad física, incluido el 77,6% de los chicos y el 84,7% de las chicas. Es importante señalar que la participación disminuye con la edad, y el descenso es mayor en las chicas que en los chicos. La adolescencia se ha considerado generalmente como un periodo saludable en la vida de un individuo. Sin embargo, muchas enfermedades no transmisibles que se manifiestan más tarde en la vida pueden ser en parte el resultado de comportamientos de riesgo modificables establecidos durante esta etapa, como el consumo de tabaco, una alimentación poco saludable y bajos niveles de actividad física (Sawyer y cols., 2012). Existen numerosas pruebas de que la participación regular en diferentes tipos de actividad física se asocia con efectos beneficiosos sobre la composición corporal, el colesterol, la presión arterial, la glucemia, la aptitud aeróbica, la fuerza muscular, las habilidades de movimiento y la salud ósea (Poitras y cols., 2016). La actividad física regular también puede mejorar el funcionamiento cognitivo, el rendimiento académico, así como promover sentimientos de bienestar en niños y adolescentes. Además, la actividad física ha demostrado efectos reductores del riesgo de experimentar depresión y síntomas depresivos en edades tempranas (Comité Asesor de las Directrices de Actividad Física, 2018). En cuanto a la relación entre el apoyo social de otras personas (por ejemplo, familias, y docentes) y la actividad física de niños, niñas y adolescentes, la investigación muestra que el

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